Cuando hablamos de marcas artesanas, no solo estamos haciendo referencia a una representación gráfica concreta, lo hacemos también sobre otro tipo de indicadores que inciden directamente en las señas de identidad del propio artesano, como son la forma de utilizar los materiales, el acabado de los productos o su propio estilo artesanal.
Así pues, la marca artesana, va más allá de su propio simbología física, la que trasmiten las marcas comerciales para representar sus productos o para identificar la imagen de empresa. Por ello, estar en posesión de una marca es muy beneficioso para el profesional de la artesanía, tanto si es de forma particular, colectiva o de reconocimiento de la calidad. La marca ocupa un lugar primordial en el desarrollo de su actividad y en la comercialización de sus productos, proyecta la imagen de su taller artesano y genera su reputación como profesional de calidad. Además, si es importante tener una marca propia, registrarla lo es más todavía, porque de lo contrario la competencia podría beneficiarse del esfuerzo realizado por el creador de la misma y se arriesga a que su imagen se deteriore.
Respecto a los clientes, la marca les permite identificar los productos y diferenciarlos de otros similares. No olvidemos que un consumidor está dispuesto a pagar más por una marca que conoce, que le da confianza. Los consumidores valoran las marcas, su reputación, su imagen, y le asocian una serie de cualidades, cualidades que asocian al artesano.
Ventajas para el artesano
- Aumenta su competitividad al diferenciar sus productos, frente a artesanías no certificadas y/o registradas.
- Permite diferenciar los productos artesanales de aquellos elaborados industrialmente.
Ventajas para el comprador
- Facilita la identificación de artesanías hechas a mano frente a productos industriales.
- Garantiza la obtención de productos de buena calidad.
Pingback: Artesanía hecha en Andalucía | artempleo