El embalaje debe proteger los productos artesanos de daños físicos, químicos y biológicos durante su transporte, manipulación y venta.
Disponer de un buen embalaje para la venta de nuestros productos artesanos no es una cuestión baladí. Podemos producir el objeto más bello del mundo, el más original o el más delicado, pero si llega a nuestros compradores en mal estado terminará en la basura y nuestros clientes se desvanecerán. Por tanto, podemos medir la calidad del producto no solo por su producción sino también por su forma de presentación.
Pensemos además, si la venta se realiza a través de plataformas online o se trata de un producto de exportación, con mayor motivo se debe cuidar la forma de protegerlo y transportarlo hasta que llegue a su destino. Un buen embalaje debe evitar siempre que se puedan producir roturas, arañazos, picaduras y desconchones, oxidación, deformación en su estructura, presencia de polillas, etc. La manera de evitarlo es adelantarse con el diseño y construcción de un embalaje adecuado, y para eso, lo mejor es contar con expertos en packaging.
Como señala el diseñador gráfico y creativo Gabriel Suárez en su blog Código Visual, el packaging «…vendría a ser la ciencia, el arte y la tecnología de inclusión o protección de productos para la distribución, el almacenaje y la venta...»
Además de preparar el mejor embalaje para nuestros productos debemos intentar que sea atractivo y representativo de nuestra marca. Citando de nuevo a Gabriel Suárez «Un buen packaging es quizás el elemento que hace más perdurable la imagen de marca de un determinado producto. Aspectos como lo funcional, lo reutilizable que sea y que su diseño sea atractivo son esenciales para que el envase se convierta en un valioso añadido al producto final»
En definitiva packaging y embalaje van de la mano, mientras el segundo protege nuestro producto el primero se encarga de hacer que pueda desarrollar dicha función de forma atractiva para que refuerce la promoción de nuestra marca y con ella las ventas de nuestro taller artesano. Sin duda, una cuestión de estado para quienes viven de la artesanía…